viernes, 19 de marzo de 2010

Famoso sacerdote retoma hábitos tras fracaso amoroso

Nota de la editora: Crónica copiada de Religión Digital-América.

El cura argentino arrepentido fue vendedor callejero, pintor de brocha gorda y hasta herrero. 19 de marzo de 2010 a las 18:35

Raúl Martínez, sacerdote arrepentido:

"Vi que me había equivocado, y que tenía que volver a la casa del Padre, desde entonces soy como el hijo pródigo que vuelve" ¿Qué opina de los casos de los curas "arrepentidos"? Tienen derecho a volver
No deberían volver
Son como los hijos pródigos
Son fracasados Raúl Martínez, un famoso cura argentino volverá a tomar los hábitos después de 17 años, en que los dejó para vivir una aventura romántica que no prosperó. En el transcurso de esos años fue vendedor callejero, pintor de brocha gorda y hasta herrero.

Como sacerdote Raúl Martínez, fue uno de los mayores colaboradores en el trágico aluvión de San Carlos Minas, ocurrido en 1992 y que dejó 35 muertos. Hace 17 años dejó los hábitos por amor, pero ahora decidió volver a la Iglesia, informó La Voz.

La imagen de este cura de 32 años delgado y de barba fue difundida por los medios nacionales el año en el que San Carlos Minas fue devastada, no sólo porque lideró las tareas de rescate y reconstrucción de la ciudad sino porque después se puso en la cabeza de los reclamos por la ayuda gubernamental que no llegaba a raíz de internas políticas.

Pero no sólo trabajó en esa zona. Una de sus primeras obras como sacerdote fue la creación de la campaña Corazón de Dios, en la que personalmente colaboró en la construcción de casas para personas sin recursos de Villa Dolores. También fue vicario en Villa Cura Brochero.

Su labor dentro de la Iglesia se detuvo en 1993. Ese año conoció a una mujer, de la que se enamoró.

"Creo que después del aluvión de San Carlos vino mi aluvión interior, se removieron cosas de mi vida pasada", señaló Martínez. Ese año inició la búsqueda de su padre, a quien no conocía. Su madre había muerto cuando él tenía 2 años, y se crió con tíos y abuelos sin saber de él.

Estos cambios en su vida lo llevaron a un gran estado de confusión, que incluyó la relación con una mujer.

"Me fui del sacerdocio porque había entrado en una gran crisis; no tenía crisis de fe, mi problema era que estaba llevando una doble vida, me había enamorado, pensaba en formar una familia, y mi compromiso con la verdad hizo que yo dejara el sacerdocio", relató.

El noviazgo, no obstante, no prosperó. Y a partir de eso comenzó con un proceso personal, al que calificó como "difícil". Fue vendedor de aceitunas en un comercio de la ciudad de Córdoba, montó un kiosco en Mina Clavero y trabajó como herrero y pintor de obras. También estudió Filosofía en Rosario, donde colaboró con una fundación para chicos de la calle.

"Nada me conformaba, entré en una crisis muy fuerte y llegué a una situación límite, de no encontrarle sentido a la vida. Pero pude hacer una terapia con un amigo psicólogo, que fue quien más me contuvo", relató.

En 2001, mientras descansaba en la margen del río Suquía, decidió volver al sacerdocio. "Vi que me había equivocado, y que tenía que volver a la casa del Padre, desde entonces soy como el hijo pródigo que vuelve", dijo, y agradeció a todos los que le expresaron su alegría y cariño al conocer la noticia.

El próximo fin de semana volverá a oficiar misa en la zona en la que más trabajó por los que menos tienen.(RD/Agencias)