(Nota de la editora: Dada la tozudez de los dueños del poder, fabricantes de armas e industrias farmacéuticas incluidos, en persistir en su lucha, su combate, contra el tráfico de drogas ilegales, a pesar del ostensible fracaso, considero pertinente compartir el texto que copio más abajo, publicado por primera vez en Epistheme, sitio que edita mi amigo Tony de Moya. Buen provecho.)
epistheme
epistheme es un conjunto de medios multiples de comunicacion orientados hacia la gestion del conocimiento y del cambio sociocultural. Estos medios sirven de voz a una serie de comunidades epistemicas dominicanas y caribenas polisinteticas aglutinantes, interconexas y crecientes.
miércoles, junio 06, 2007
Noticias del Frente Ecologico 007
Niños de la calle
“Se prohibe prohibir”, filosofía libertaria
Por Elsa Expósito [1]
Conocí a Blanco, 13 años; Lindo, nueve, y Adolfito, 12, a mediados de julio de 1987, hace casi 19 años, de lo que se infiere, como datos elementales, que el primero debe andar hoy por los 32 años; el segundo por los 28; y el tercero, 31. Y me pasé varias horas con los tres en la avenida George Washington, incluso en la cueva del acantilado donde pernoctaban a orillas del Mar Caribe…“Blanco, Lindo y Adolfito se han hecho camaradas ‘de a verdad’”.La pobreza, el abandono, la intemperie y las drogas los han unido en una cotidianidad que los ha hecho adultos intempestivamente, con una violencia que les muerde la vida y les descuenta los años”, escribí en la entrada (lead, en la “neolengua” de Occidente, del establishment) del reportaje que redacté para el desaparecido vespertino Ultima Hora, donde entonces ejercía mi apostolado (porque el Periodismo- ya lo dijo José Martí- es tarea de apóstoles).
El reportaje, de 20 párrafos, trajo sendas semblanzas de los tres chicos, y en los dos finales escribí –me cito-: “Blanco, Lindo y Adolfito son, en conjunción, tres muestras de una realidad de abandono y de desprotección de la niñez en República Dominicana. Así como sus familias y su sociedad se lo han negado casi todo, los tres se les han negado a sus familias y a su sociedad. Hoy viven su inadaptación oliendo drogas en las calles de Santo Domingo y exhibiendo sus escuálidos cuerpos, sin que nadie los tome en cuenta. Posiblemente mañana, cuando su edad y su vicio hayan crecido, la sociedad repare en que Blanco, Lindo y Adolfito se han hecho delincuentes. Y hasta les cobre sus ‘delitos’ metiéndolos en la cárcel”.
Hoy –la historia se repite, ahora como tragedia-, los Blanco, Lindo y Adolfito andan por esas calles ¿de Dios?, los menos oliendo “cemento” y los más alienados y alienadas con el legal alcohol y las “ilegales” marihuana, cocaína, crack, heroína y éxtasis, mientras los encargados del orden público, en grandísimo número, andan armas en ristre, que no almas, muchos montados en una yipeta e incluso en un puesto de poder formal, policía, guardia, ministro o general, con “licencia constitucional” para llevarme a la cárcel si, eventualmente, me dejo contagiar por la “moral social” y me “robo” un semáforo en rojo para imitar al gendarme que hace lo propio. (“Como es arriba, es abajo”, por lo que no es de extrañar que en una sociedad que ha sido asaltada por sus “élites” gobernantes, las y los súbditos “cojan también lo suyo”.)
La sociedad, sus “fuerzas vivas”, está “paniqueada”, es decir, metida en pánico, como diría cualquier jevito o jevita enojados porque alguien le “tumbó la nota”.
Es tanto el miedo, el temor, que cualquiera puede ver una amenaza de agresión en un gesto de cortesía, como obviamente pensó una joven que iba a abordar el auto que me transportaba cuando cometí el “desliz” de abandonarlo para cederle mi asiento a fin de no molestarla cuando llegara a mi parada, menos de una cuadra después del lugar donde ella lo abordaría. De boca de la chica llovieron insultos dirigidos a mí por el simple hecho de haber sido cortés. Y no quiso montarse en el carro.
Pero no todo está perdido. El establishment anda buscando cura para el mal social expresado en tanta violencia… Barrio seguro, operativos policiales y militares, redadas y un largo etcétera para combatir la delincuencia, la violencia, asaltos, atracos, robos de celulares y de tenis.
Hasta consultas a presentadores de televisión y dirigentes partidarios para, por ejemplo, organizar un sistema para identificar a los motoristas –deberían hacer lo mismo para organizar un sistema de transporte público, “made in USA”, como el que opera Greyhound en el Nueva York , el grande, que no el chiquito que Leonel Fernández da notaciones de tener metido entre ceja y ceja-, tarea elemental cuya ejecución debe estar a cargo de una sarta de burócratas, civiles y militares, a quienes pagamos sueldos, en muchos casos lujosísimos para que prácticamente –por sus hechos los conoceréis- no hagan nada. Falso: sí hacen algo: dar declaraciones a troche y moche (el “declaracionismo”, entrevistas y más entrevistas, es para mí, uno de los vicios del reporterismo criollo) y, muchos de ellos y ellas, aparecer en cuñas de TV y radio, pagadas por el erario público, es decir, por las y los contribuyentes, para ponderar las “excelencias” de su ¿institución?
Incluso, en la presente gestión de gobierno, el presidente Leonel Fernández ha puesto trabas a las libertades de tránsito y de asociación y de reunión sin armas, con fines políticos, económicos, sociales, culturales o de cualquier otra índole, siempre que por su naturaleza no sean contrarias ni atentatorias al orden público, la seguridad nacional y las buenas costumbres.
Y lo hizo también cuando dispuso, administrativamente, horarios para la venta, en negocios autorizados legalmente, de bebidas alcohólicas, droga cuya ingesta es promovida, mañana, tarde, noche y madrugada, por el principal agente de socialización de virtualmente todo Occidente, mayormente en su Tercer Mundo, la TV, porque como ha sido documentado científicamente, el grueso de la gente se “educa” a través de las ondas hertzianas, a tal punto que los chicos y chicas de hoy parecen haber sido hechos en serie: vestimenta similar –gorras incluidas-, formas de bailar, cantar, etc.Y casi todos y todas imitan a los íconos de la cultura de masas: peloteros, futbolistas, cantantes, profundizando el inquietante fenómeno de la alienación humana característico de la seudo sociedad del conocimiento.
Pero el mal no está en la sábana, señores y señoras de los poderes “institucionales” y fácticos de este vapuleado pueblo. No. Las raíces del desbarajuste ético de esta sociedad vienen de viejo, aunque poca gente se enteró de que por ahí andaban –y andan- muchos Lindo, Blanco y Adolfito, producto de una sociedad injusta hasta la tambora que promueve el consumo, incluso de sexo, mientras sus iglesias, de todas las denominaciones, mantienen crucificado a Cristo, el Hacedor de este pequeño universo donde está la Tierra y viven prohibiéndolo todo, desde la anticoncepción responsable hasta que una criatura embarazada en una violación, a veces por su propio padre, interrumpa la preñez por recomendación sicológica.Y hasta física, porque ninguna niña tiene el cuerpo apto para la procreación, so pena de exponerse a riesgos mayores, incluso la muerte.
Hace años también había reparado en que vivíamos una situación de virtual anomia, a tal punto que en los 90 escribí para El Siglo, donde entonces laboraba, un artículo de opinión al respecto, en el que hice una virtual declaración de desobediencia civil cuando afirmé que si alguna patrulla policial o militar me mandaba a detener mi auto en el trayecto de la sede del diario a mi casa (lo hacía de madrugada, tras el cierre de edición), no me detendría porque sabía que guardias y policías andaban atracando protegidos por sus uniformes.
Luego documenté, en una investigación todavía inédita, sobre el uso y tráfico de drogas ilegales en República Dominicana que hice hacia 1995 para el programa de televisión “Contra viento y marea”, que agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas, militares y policías participaban en el negocio.
Para mi fortuna, el programa –escogimos, por consenso el nombre Contra viento y marea- liderado por Anita Ontiveros y entre cuyas investigadoras estuvieron, además, Nexcy de León, Sagrada Bujosa e Iris Rossi, nunca salió al aire, por razones que desconozco, aunque sospecho, sospechas que dejo en el tintero. Y digo para mi fortuna, porque la revelación de mis hallazgos en esta investigación, una de las más atrevidas y riesgosas que he realizado en mi ejercicio profesional, enojaría a la mafia de las drogas ilegales –porque las legales son promovidas por los medios de cultura de masas, principalmente (insisto a riesgo de parecer necia) la influyentísima y “formadora” televisión, hasta mediante mensajes subliminales (que influyen a la bestia, al inconsciente, sin que el consciente, el cerebro superior, se entere) que provocan disonancia cognitiva porque concomitantemente se incita a la gente a usarlas y se le dice que son dañinas para la salud. Y en su enojo, la delincuencia aquella –hay precedentes que lo confirman- sería capaz de aplicarme el aserto aquel: la mafia no perdona. Es que en la investigación confirmé mi premisa fundamental: que el narcotráfico tenía –y tiene- alicates en estructuras de poder social, económico y político, aquí, allá y acullá. Si así no fuere, tanta lucha, combate y persecución habrían erradicado el rentabilísimo negocio de las drogas prohibidas.
Años después de mi investigación, se destapó el caso Quirino, como sabe la sociedad dominicana, que vino a reconfirmar el hallazgo de mi investigación.
Porque conviene a los intereses que me han llevado a escribir estas líneas, copio abajo un artículo que escribí en febrero de 1996 –no recuerdo qué día y tampoco lo puse en el texto-, con la intención de publicarlo en uno de los vespertinos de entonces, propósito que no logré porque no pasó la censura. Para no hacer sentir mal al censor o a los censores prefiero omitir el nombre del diario, el que, por demás, es innecesario aquí y ahora porque lo que persigo es aguijonear a las y los líderes de esta ¿nación? en todas sus instancias de poder –medios de masas, gobierno central, Congreso, grupos patronales, sindicales y profesionales, para que de una vez por todas asuman sus respectivas responsabilidades...“Cuando la delincuencia gobierna...” fue el título del artículo que ahora comparto contigo:
“A mí los orates, lo mismo que las orates, siempre me han parecido encantadores. No hace mucho me he estado juntando con uno a quien escucho con serenidad y mucha tranquilidad. Y, sobre todo con muchos deseos de aprender. Es, para mí, el aprendizaje, una de las razones esenciales de la vida, de que carguemos todos los huesos que cargamos, lo mismo que toda la carne y el cerebro, pobre órgano tan en desuso en esta posmodernidad doliente, rompiente, mordiente para los espíritus sensibles.“Mis neuronas -no tengo duda alguna de que las cargo- a veces me traicionan y tienden a dispersar mi pensamiento. Pero mi razón -¿la tengo?- me reatrapa y se impone a mi ‘locura’.
Párrafos antes hablé de mi nuevo amigo el orate, a quien culpo por haberme puesto a reflexionar sobre la peligrosidad implícita en el supuesto de que la delincuencia llegue a gobernar una nación e, incluso, todo el mundo.
“Dado el anterior supuesto se pueden construir –y paso a hacerlo- varios escenarios. Primer escenario: La Policía encargada de velar por el orden público y la seguridad ciudadana está integrada por delincuentes. En semejante caso, ¿quién está seguro o segura? Me parece que únicamente las y los delincuentes, quienes, gracias a su poder de control y represión social, decidirán quién va a la cárcel y quién anda por las calles caminando libremente.
“Segundo escenario: los agentes responsables de combatir el tráfico de drogas ilegales (porque las legales son promovidas, incluso en horas en que se reputa una audiencia infantil, por las y los usufructuarios de las ondas hertzianas, una propiedad pública gracias a las cuales tú y yo podemos escuchar la radio y ver televisión) son delincuentes, caso en el cual es muy improbable que los auténticos narcotraficantes sean castigados con –valga este lugar común- todo el peso de la ley, por más severa que ésta sea.
“Así las cosas, creo que por la peligrosidad que subyace y vive en un eventual gobierno de delincuentes es que andan por ahí algunos teóricos del Derecho según quienes el mejor gobierno es que el que no existe. Porque para qué puede servir, sino es para dañar, un gobierno de la delincuencia.
“Mi amigo el orate de marras ha compartido conmigo otras reflexiones. Verbigracia: me ha dicho que es igualmente peligroso que gente insincera, mentirosa, inhumana, mezquina y amante, sobre todo, de los bienes materiales, ande dirigiendo iglesias, las que sean, y asumiéndose como representantes de Dios en esta Tierra tan maltratada por los seres humanos. Aquí pongo punto final, porque este tema, el de Dios y sus autoproclamados representantes, sirve para escribir otros párrafos...”
Bien… Pienso que regular, como se ha hecho con el alcohol y el tabaco, la venta de las ilegales parece la salida más sesuda para encarar –valga otro lugar común- el flagelo de las drogas, pero hay intereses muy poderosos –las industrias farmacéutica y de armamentos, verbigracia- capaces de invertir para evitar la regulación, en aras de defender sus intereses (lo hizo la industria de fármacos en Estados Unidos en 1937, cuando, en una campaña de marketing social aupada por la “moralina” de la iglesia logró que se declarase ilegal la marihuana, cannabis sativa, porque esta planta, como la hoja de coca, tiene propiedades de pastillas hechas en laboratorios y pueden ser cultivadas en nuestros propios patios y fincas, lo que conspiraría contra las industrias de las drogas químicas.
Por demás, la “doble moral burguesa” –tampoco la “proletaria”- no me luce muy calificada para andar prohibiendo absolutamente nada. Procede, eso sí, educar, no tan sólo a través de la cenicienta educación formal, sino y sobre todo, usando los medios electrónicos, para aportar a la construcción de valores de justicia y de ética.
Lamentablemente en este país no parece haber mucho interés en este tipo de educación, porque ni siquiera los “moralistas” enganchados al tren gubernamental hacen nada al respecto. Al contrario, lo suyo, comenzando por el presidente Leonel Fernández y su esposa, es la propaganda, incluyendo el autobombo, con recursos públicos, por supuesto.
A tal punto que una propuesta de educación para la ética y la ciudadanía cuyos términos de referencia entregué personalmente a Fernández hace “añales” ha merecido “el caso del perro”.
Es que la “ética” gubernamental, lo mismo que la social (“como es arriba, es abajo”) prevaleciente está empeñada sobre todo en prohibir, aunque se violenten derechos humanos, y en convencer a este vapuleado pueblo de que el inquilino del Palacio Nacional y su señora esposa son “la última coca-cola del desierto”. Y que sin el mandatario en el Palacio se hunde este país, arde Troya o nos vamos por el derricadero, mientras los postulados peledeístas de organización y disciplina –y el mismo programa de gobierno del PLD-, andan por alguna gaveta, a pesar de que la violencia ha devenido sistémica, aquí - igual que allá y acullá-, a contramano de barrios seguros, “solidaridad”, combate, operativos y luchas contra grandes lacras sociales y otras iniciativas ¿redentoras?
*Nota: La autora ha sido y es una de las principales mujeres dominicanas luchadoras incansables por la ética profesional y la libertad de expresión en la comunicación social del país en las últimas décadas. Por su verticalidad y combatividad, sin dudas, ha sido la comunicadora más censurada en la historia del periodismo nacional. La reunión de sus artículos excluidos de casi todos los diarios nacionales por los que ha pasado serían suficientes para publicar varios libros que desnudan los secretos y desverguenzas de la divina tragedia del ejercicio del poder en nuestro pais. Epistheme agradece infinitamente a Elsa esta desinteresada colaboración, y hace votos porque sus incisivos artículos puedan llegarnos más frecuentemente a través de este medio, donde, por principio, jamás será censurada. Yaguarix
sábado, 27 de octubre de 2007
domingo, 7 de octubre de 2007
El Che, de hombre a icono de camisetas
(Nota de la editora: Artículo tomado de la edición de este domingo de Periodista Digital.)
Archivado en Cuba, Argentina
(PD)-. Dentro de la jerga entre los jóvenes de Argentina existe una frase con una rima casi perfecta en español: “Tengo una remera (camiseta) del Che, y no sé por qué”. Bolivia ya inició la conmemoración de los 40 años de la muerte del revolucionario marxista de origen argentino.
En un completo artículo sobre esta efeméride, el diario peruano El Comercio cuenta que los actos oficiales, caravanas, debates y caminatas turísticas a La Higuera -la aldea donde fue ametrallado, el 9 de octubre de 1967-, se sumarán a un pequeño campeonato de fútbol y una ceremonia religiosa en la que se anunciará su “resurrección”.
La socióloga y periodista colombiana Adriana Mariño cita, en el diario latinoamericano El Comercio, la relfexión de uno de sus habitantes en la edición número 68 de la revista Gatopardo.
Muchos dicen que es san Che Guevara.
Che el producto
Uno de los aspectos que más llaman la atención es el empleo de su efigie para reivindicaciones sociales. Convertir al hombre en un icono genera división de opiniones.
Alberto Granado, el amigo de la juventud de Guevara, dice que la presencia del Che en camisetas, para los jóvenes es una forma para molestar a sus padres, que no han hecho nada por construir un mundo mejor”, declaró en un reciente documental.
El escritor Humberto Fontova, que este año lanzó el libro ‘Mostrando al Che Guevara real y los idiotas útiles que lo idolatran´, también documenta otras polémicas citas del Che, como su afirmación de que los negros son “ociosos e indolentes”. A pesar de todo esto, siguen proliferando las marcas y artículos que utilizan su figura.
Sospechoso de terrorismo
En medio de los cientos de homenajes, existen varios autores que cuestionan seriamente el culto a su icono, argumentando que existe una inconsistencia entre las acciones y la forma de ser de Ernesto Guevara y lo que proclaman quienes tienen su imagen como estandarte.
Para citar un ejemplo, la página de Internet de la Universidad Internacional de Florida publica un análisis del activista cubano John Suárez, ‘El dudoso legado del Che Guevara’.
Ahí critica el hecho de que la actriz estadounidense Angelina Jolie llevase un tatuaje con la imagen del guerrillero mientras hablaba contra la violencia en el mundo, en su función de Embajadora de Buena Voluntad de la ONU.
Seguramente la estrella de Hollywood, afirma Suárez, ignora que, según varios datos del FBI, Guevara estuvo detrás de dos atentados fallidos en Nueva York, en 1962 y 1964. Esto sin contar lo que Vargas Llosa cita como un resumen de su “idea homicida de la justicia”, revelada por él mismo durante su ‘Mensaje a la Tricontinental’ en 1967:
El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.
57 comentarios
Archivado en Cuba, Argentina
(PD)-. Dentro de la jerga entre los jóvenes de Argentina existe una frase con una rima casi perfecta en español: “Tengo una remera (camiseta) del Che, y no sé por qué”. Bolivia ya inició la conmemoración de los 40 años de la muerte del revolucionario marxista de origen argentino.
En un completo artículo sobre esta efeméride, el diario peruano El Comercio cuenta que los actos oficiales, caravanas, debates y caminatas turísticas a La Higuera -la aldea donde fue ametrallado, el 9 de octubre de 1967-, se sumarán a un pequeño campeonato de fútbol y una ceremonia religiosa en la que se anunciará su “resurrección”.
La socióloga y periodista colombiana Adriana Mariño cita, en el diario latinoamericano El Comercio, la relfexión de uno de sus habitantes en la edición número 68 de la revista Gatopardo.
Muchos dicen que es san Che Guevara.
Che el producto
Uno de los aspectos que más llaman la atención es el empleo de su efigie para reivindicaciones sociales. Convertir al hombre en un icono genera división de opiniones.
Alberto Granado, el amigo de la juventud de Guevara, dice que la presencia del Che en camisetas, para los jóvenes es una forma para molestar a sus padres, que no han hecho nada por construir un mundo mejor”, declaró en un reciente documental.
El escritor Humberto Fontova, que este año lanzó el libro ‘Mostrando al Che Guevara real y los idiotas útiles que lo idolatran´, también documenta otras polémicas citas del Che, como su afirmación de que los negros son “ociosos e indolentes”. A pesar de todo esto, siguen proliferando las marcas y artículos que utilizan su figura.
Sospechoso de terrorismo
En medio de los cientos de homenajes, existen varios autores que cuestionan seriamente el culto a su icono, argumentando que existe una inconsistencia entre las acciones y la forma de ser de Ernesto Guevara y lo que proclaman quienes tienen su imagen como estandarte.
Para citar un ejemplo, la página de Internet de la Universidad Internacional de Florida publica un análisis del activista cubano John Suárez, ‘El dudoso legado del Che Guevara’.
Ahí critica el hecho de que la actriz estadounidense Angelina Jolie llevase un tatuaje con la imagen del guerrillero mientras hablaba contra la violencia en el mundo, en su función de Embajadora de Buena Voluntad de la ONU.
Seguramente la estrella de Hollywood, afirma Suárez, ignora que, según varios datos del FBI, Guevara estuvo detrás de dos atentados fallidos en Nueva York, en 1962 y 1964. Esto sin contar lo que Vargas Llosa cita como un resumen de su “idea homicida de la justicia”, revelada por él mismo durante su ‘Mensaje a la Tricontinental’ en 1967:
El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.
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"Che" histórico, el místico y el comercial conviven en Vallegrande
(Nota de la editora: Crónica tomada del periódico digital 7dias.com.do)
Por Javier Aliaga
VALLEGRANDE (Bolivia), 7 oct (EFE).- Las tres caras del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, la histórica, la mística y la comercial, conviven hoy en Vallegrande, donde se conmemoran los 40 años de su muerte en estas tierras del sureste de Bolivia.
Desde hace días "guevaristas" de varios países están reunidos en esta población situada a 779 kilómetros de La Paz, para ratificar su admiración por el icono guerrillero que en octubre de 1967 fue derrotado y asesinado por el Ejército de Bolivia, ayudado por agentes estadounidenses.
Vallegrande, que habitualmente vive el sopor típico de los pueblos de Bolivia, ha resucitado con la presencia de los seguidores del "Che", cuya imagen preside foros políticos, unos formales y otros nostálgicos.
El muy publicitado rostro del "Che" se materializa en carteles, camisetas, cigarreras y tazas, pero algunos también le prenden velas, como a un santo.
En las calles de esta pequeña localidad, de apenas 7.000 habitantes, incluso se venden pequeños frascos que supuestamente tienen la "tierra que pisó el Che" durante su marcha guerrillera de 1966 y 1967, cuando pretendía crear "uno, dos, tres Vietnam", comenzando en Bolivia.
Casi nadie escapa a la dinámica económica de esta feria de los sentidos para los seguidores del rebelde, e incluso los testigos de sus últimos días con vida en la zona, tanto reales como presuntos, piden pequeñas propinas a los informadores para desgranar sus viejas historias.
Guevara fue capturado en la llamada quebrada del Churo el 8 de octubre de 1967, asesinado un día después en el caserío de La Higuera, a unos 60 kilómetros de Vallegrande, y su cuerpo trasladado en los patines de un helicóptero hasta este lugar para ser exhibido como escarnio.
Cuarenta años después de aquellos violentos sucesos, su imagen sigue siendo motivo de culto en Bolivia, donde sus restos estuvieron enterrados en secreto durante treinta años, hasta su descubrimiento en 1997 en la pista área de Vallegrande, junto con los de otros guerrilleros.
El periodista boliviano Carlos Soria Galvarro, quien hizo una de las mayores recopilaciones de documentos sobre el "Che", y que llegó este fin de semana a Vallegrande para presentar sus libros, explicó a Efe que se puede hablar de un "Che histórico" y de un "Che mítico".
Paradójicamente, según Soria Galvarro, fueron los militares bolivianos quienes alimentaron esa segunda imagen del combatiente al cercenarle las manos, exhibir su cadáver y luego ocultar sus restos durante tres décadas.
También contribuyeron la celebre fotografía del rostro del guerrillero que le tomó en vida Alberto Korda en 1960, así como la de su cadáver, tendido sobre la lavandería de un hospital, con los ojos abiertos, del boliviano Freddy Alborta.
"En alguna parte de esta región el mito también se alimenta de creencias religiosas, cuando se le pone una vela a la almita del 'Che' para pedirle favores", dijo Soria Galvarro.
El senador boliviano Antonio Peredo, cuyos hermanos menores Coco e Inti combatieron junto al Che en esta zona, declaró a Efe que, además de los aspectos históricos, míticos y religiosos, Guevara aún vive "en la lucha por la liberación de los pueblos, por la construcción de un hombre nuevo".
Peredo reconoce que los mitos no tienen límites, porque un dentista en La Paz asegura que tiene una muela del "Che", otra persona jura que le dejó su maletín de médico, una más dice que le alquiló una casa y que pagaba puntualmente el alquiler, y un médico de la ciudad amazónica de Trinidad se ufana de que operó junto a Guevara.
"El mito pasa a ser parte de esa historia porque refleja ese sentimiento de relación de la gente con un hombre de la altura del 'Che'", explicó Peredo, político cercano al presidente boliviano, Evo Morales, cuya visita a Vallegrande está prevista para mañana.
También hay quienes, en medio de la vorágine publicitaria y comercial de estas fechas alrededor del "Che", dicen que callan para no contribuir al deterioro de su imagen, aunque le ratifican su devoción.
"Ernesto se me reveló una noche. Me dijo: 'Dora cállate, no hables más'. Eso por el negocio que se está haciendo con la vida de este hombre", dijo Dora Cárdenas, vallegrandina que solía dar entrevistas sobre su culto religioso al "Che", pero ahora las rechaza.
En otra vereda está la joven universitaria argentina Florencia Dahbar, de 18 años, que opina que ver al "Che" como algo excepcional, "como un Robin Hood", es ir contra su pensamiento y sacarlo de la realidad.
"Lo que tenemos que hacer es bajarlo a la realidad y pensar que fue un hombre común, como nosotros, con un compromiso real con los pueblos, y no creer que fue un romántico o un aventurero", apuntó esta joven que estudia medicina, como en su tiempo el "Che".
Por Javier Aliaga
VALLEGRANDE (Bolivia), 7 oct (EFE).- Las tres caras del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, la histórica, la mística y la comercial, conviven hoy en Vallegrande, donde se conmemoran los 40 años de su muerte en estas tierras del sureste de Bolivia.
Desde hace días "guevaristas" de varios países están reunidos en esta población situada a 779 kilómetros de La Paz, para ratificar su admiración por el icono guerrillero que en octubre de 1967 fue derrotado y asesinado por el Ejército de Bolivia, ayudado por agentes estadounidenses.
Vallegrande, que habitualmente vive el sopor típico de los pueblos de Bolivia, ha resucitado con la presencia de los seguidores del "Che", cuya imagen preside foros políticos, unos formales y otros nostálgicos.
El muy publicitado rostro del "Che" se materializa en carteles, camisetas, cigarreras y tazas, pero algunos también le prenden velas, como a un santo.
En las calles de esta pequeña localidad, de apenas 7.000 habitantes, incluso se venden pequeños frascos que supuestamente tienen la "tierra que pisó el Che" durante su marcha guerrillera de 1966 y 1967, cuando pretendía crear "uno, dos, tres Vietnam", comenzando en Bolivia.
Casi nadie escapa a la dinámica económica de esta feria de los sentidos para los seguidores del rebelde, e incluso los testigos de sus últimos días con vida en la zona, tanto reales como presuntos, piden pequeñas propinas a los informadores para desgranar sus viejas historias.
Guevara fue capturado en la llamada quebrada del Churo el 8 de octubre de 1967, asesinado un día después en el caserío de La Higuera, a unos 60 kilómetros de Vallegrande, y su cuerpo trasladado en los patines de un helicóptero hasta este lugar para ser exhibido como escarnio.
Cuarenta años después de aquellos violentos sucesos, su imagen sigue siendo motivo de culto en Bolivia, donde sus restos estuvieron enterrados en secreto durante treinta años, hasta su descubrimiento en 1997 en la pista área de Vallegrande, junto con los de otros guerrilleros.
El periodista boliviano Carlos Soria Galvarro, quien hizo una de las mayores recopilaciones de documentos sobre el "Che", y que llegó este fin de semana a Vallegrande para presentar sus libros, explicó a Efe que se puede hablar de un "Che histórico" y de un "Che mítico".
Paradójicamente, según Soria Galvarro, fueron los militares bolivianos quienes alimentaron esa segunda imagen del combatiente al cercenarle las manos, exhibir su cadáver y luego ocultar sus restos durante tres décadas.
También contribuyeron la celebre fotografía del rostro del guerrillero que le tomó en vida Alberto Korda en 1960, así como la de su cadáver, tendido sobre la lavandería de un hospital, con los ojos abiertos, del boliviano Freddy Alborta.
"En alguna parte de esta región el mito también se alimenta de creencias religiosas, cuando se le pone una vela a la almita del 'Che' para pedirle favores", dijo Soria Galvarro.
El senador boliviano Antonio Peredo, cuyos hermanos menores Coco e Inti combatieron junto al Che en esta zona, declaró a Efe que, además de los aspectos históricos, míticos y religiosos, Guevara aún vive "en la lucha por la liberación de los pueblos, por la construcción de un hombre nuevo".
Peredo reconoce que los mitos no tienen límites, porque un dentista en La Paz asegura que tiene una muela del "Che", otra persona jura que le dejó su maletín de médico, una más dice que le alquiló una casa y que pagaba puntualmente el alquiler, y un médico de la ciudad amazónica de Trinidad se ufana de que operó junto a Guevara.
"El mito pasa a ser parte de esa historia porque refleja ese sentimiento de relación de la gente con un hombre de la altura del 'Che'", explicó Peredo, político cercano al presidente boliviano, Evo Morales, cuya visita a Vallegrande está prevista para mañana.
También hay quienes, en medio de la vorágine publicitaria y comercial de estas fechas alrededor del "Che", dicen que callan para no contribuir al deterioro de su imagen, aunque le ratifican su devoción.
"Ernesto se me reveló una noche. Me dijo: 'Dora cállate, no hables más'. Eso por el negocio que se está haciendo con la vida de este hombre", dijo Dora Cárdenas, vallegrandina que solía dar entrevistas sobre su culto religioso al "Che", pero ahora las rechaza.
En otra vereda está la joven universitaria argentina Florencia Dahbar, de 18 años, que opina que ver al "Che" como algo excepcional, "como un Robin Hood", es ir contra su pensamiento y sacarlo de la realidad.
"Lo que tenemos que hacer es bajarlo a la realidad y pensar que fue un hombre común, como nosotros, con un compromiso real con los pueblos, y no creer que fue un romántico o un aventurero", apuntó esta joven que estudia medicina, como en su tiempo el "Che".
jueves, 4 de octubre de 2007
Ruidos y vulgarización
(Nota de la editora: Escribí este artículo hace doce años para el desaparecido diario El Siglo, que lo publicó el 30 de octubre de 1995. Lejos de influir a quienes tienen responsabilidad en la generación de ruidos y en su regulación, trátese de instancias públicas o privadas, la advertencia implícita en mi reflexión no parece haber surtido efecto, por cuanto, aquí y ahora, la pandemia ruidosa que taladra el alma nacional y provoca enfermedades diversas se ha expandido y nuestra sociedad es cada vez más bulliciosa, con todas las secuelas negativas físicas como psíquicas que provocan los ruidos.)
Por Elsa Expósito
Hay, en nuestra sociedad, expresiones de vulgarización escandalosas. Es como si hubiésemos perdido el sentido estético, como si la libertad personal, el respeto a las diferencias, la tolerancia frente a ellas, constituyesen licencias para la vulgarización de la existencia, para en buen español dominicano, la "cualquierización" de la vida.
Parecería que somos incapaces para buscar el justo, el preciso equilibrio, entre las actitudes y comportamientos autoritarios, intolerantes, y la tolerancia y la libertad personal.La "música" de moda hoy aquí es, sin ninguna duda, una de las más connotadas expresiones de la vulgarización, del mal gusto, de la vida dominicana de hoy. Y del bullicio. Si antes no lo hubiese entendido, lo que hoy pasa en esta tierra, musicalmente hablando, habría sido más que suficiente para comprender a Hermann Hess cuando habla acerca de la música como elemento para conocer a un pueblo, para adentrarnos en el alma de una nación.
Los ruidos, comenzando por el que divulgan el grueso de las radiodifusoras y televisoras de esta nación bajo el nombre de "música" popular, nos están enfermando. (No hablo de sus letras porque se trata de un tema aparte, en el que hay muchísimas alforjas que recortar). Y parece que no nos damos cuenta.Es como si la gente hubiese perdido un sentido, el importantísimo oído. No hablamos, gritamos, pero no parece que nos demos cuenta.
La ciudad está llena de ruidos, de bullicio. Y hasta en los hogares, en muchos hogares, la gente no se habla, se grita. Y como los gritos obstaculizan la comunicación, difícilmente puede haber comunicación entre una madre, un padre y sus hijas y sus hijos acostumbrados a gritarse.
Salga usted a la calle, pero prepárese antes porque se arriesga, con creces, a enfermar su oído, con todas las secuelas negativas de esa enfermedad. Como en la calle anda tanta gente que tiene el oído enfermo, porque lo dañó exponiéndolo a una carga de decibeles mayor a la que él podía soportar, la población no sabe hablar quedo, bajito. No. Se comunica a gritos, oye "música" para que los otros y las otras también la escuchen y no hay forma de que te respeten tu oído sano. No, también quieren enfermarte el tuyo.
La radio, la televisión, las bocinas de los automóviles públicos y privados y en hogares y "colmadones", las ambiciones alocadas se confabulan para parir ruídos, para agredir nuestro oído, con todo y las coyunturales campañas de la Policía y los aspavientos teatrales, de ocasión, como para estar en la "onda" noticiosa, de gente de periódicos, de la televisión y de la radiodifusión.
Y otro ruido, altamente peligroso, el que sale del arma de fuego asesina cuyo gatillo fue apretado por un ser humano habitante de esta ruidosa e insoportable Santo Domingo.Como según las Ciencias Médicas, los ruidos dañan la salud, incluyendo el sistema nervioso, el equilibrio emocional y hasta la tan preciada "virilidad" masculina (no hay aguacate que valga), creo de altísimo interés iniciar una campaña nacional, bien planificada, conforme las técnicas del mercadeo social, para enfrentar el bullicio.
La gente ecologista de este país y los medios de información social, principalmente la radio y la televisión, bien podrían planificar, confeccionar y difundir esta campaña. La embajada de Francia, nación donde hace muchos años se hizo una campaña de mercadeo social para obligar a los y las automovilistas a no tocar las bocinas de us autos a menos que fuese necesariamente obligado para evitar un accidente, podría dar la mano en este proyecto, simplemente ofreciendo las informaciones sobre la experiencia citada. O tal vez se anima y nos manda una o un experto para que nos diseñe la campaña como un gesto de cooperación. Así no habría que pagar a ningún creativo.
Entretanto, la gente de la radio y la televisión, como usufructúan en beneficio privado un bien público, propiedad pública, como son las ondas hertzianas, podrían emprender acciones contra el ruido. Así, devolverían a la sociedad, una pequeñísima parte de lo que han obtenido gracias a tal usufructo. Para ello, las televisoras deben comenzar haciendo bajar el tono de voz a sus comediantes y sacando de sus contenidos "humorísticos" las escenas de pleitos familiares en los que el griterío está al pecho. Lo mismo harían con las discordias altisonantes entre amigos y enemigos.
El interés nacional así lo reclama, porque -es verdad de acero-, los ruidos que laceran el sistema nervioso tienen muchísimo que ver con las abundantes expresiones de violencia que se dan en nuestras casas y en nuestras calles.Tal vez -no sé-, lo que he planteado no sea de interés nacional alguno, pero sí es de muchísimo interés personal. Porque los ruidos y la "música" en boga me resultan insufribles. Es que mi cerebro es lento y necesita silencio para su sanidad. Y para concluir, un comercial: ojalá que las emisoras de este país sean como Viva FM, pero no tan lejos en el tiempo como en el año 2500. Es demasiado esperar.
Por Elsa Expósito
Hay, en nuestra sociedad, expresiones de vulgarización escandalosas. Es como si hubiésemos perdido el sentido estético, como si la libertad personal, el respeto a las diferencias, la tolerancia frente a ellas, constituyesen licencias para la vulgarización de la existencia, para en buen español dominicano, la "cualquierización" de la vida.
Parecería que somos incapaces para buscar el justo, el preciso equilibrio, entre las actitudes y comportamientos autoritarios, intolerantes, y la tolerancia y la libertad personal.La "música" de moda hoy aquí es, sin ninguna duda, una de las más connotadas expresiones de la vulgarización, del mal gusto, de la vida dominicana de hoy. Y del bullicio. Si antes no lo hubiese entendido, lo que hoy pasa en esta tierra, musicalmente hablando, habría sido más que suficiente para comprender a Hermann Hess cuando habla acerca de la música como elemento para conocer a un pueblo, para adentrarnos en el alma de una nación.
Los ruidos, comenzando por el que divulgan el grueso de las radiodifusoras y televisoras de esta nación bajo el nombre de "música" popular, nos están enfermando. (No hablo de sus letras porque se trata de un tema aparte, en el que hay muchísimas alforjas que recortar). Y parece que no nos damos cuenta.Es como si la gente hubiese perdido un sentido, el importantísimo oído. No hablamos, gritamos, pero no parece que nos demos cuenta.
La ciudad está llena de ruidos, de bullicio. Y hasta en los hogares, en muchos hogares, la gente no se habla, se grita. Y como los gritos obstaculizan la comunicación, difícilmente puede haber comunicación entre una madre, un padre y sus hijas y sus hijos acostumbrados a gritarse.
Salga usted a la calle, pero prepárese antes porque se arriesga, con creces, a enfermar su oído, con todas las secuelas negativas de esa enfermedad. Como en la calle anda tanta gente que tiene el oído enfermo, porque lo dañó exponiéndolo a una carga de decibeles mayor a la que él podía soportar, la población no sabe hablar quedo, bajito. No. Se comunica a gritos, oye "música" para que los otros y las otras también la escuchen y no hay forma de que te respeten tu oído sano. No, también quieren enfermarte el tuyo.
La radio, la televisión, las bocinas de los automóviles públicos y privados y en hogares y "colmadones", las ambiciones alocadas se confabulan para parir ruídos, para agredir nuestro oído, con todo y las coyunturales campañas de la Policía y los aspavientos teatrales, de ocasión, como para estar en la "onda" noticiosa, de gente de periódicos, de la televisión y de la radiodifusión.
Y otro ruido, altamente peligroso, el que sale del arma de fuego asesina cuyo gatillo fue apretado por un ser humano habitante de esta ruidosa e insoportable Santo Domingo.Como según las Ciencias Médicas, los ruidos dañan la salud, incluyendo el sistema nervioso, el equilibrio emocional y hasta la tan preciada "virilidad" masculina (no hay aguacate que valga), creo de altísimo interés iniciar una campaña nacional, bien planificada, conforme las técnicas del mercadeo social, para enfrentar el bullicio.
La gente ecologista de este país y los medios de información social, principalmente la radio y la televisión, bien podrían planificar, confeccionar y difundir esta campaña. La embajada de Francia, nación donde hace muchos años se hizo una campaña de mercadeo social para obligar a los y las automovilistas a no tocar las bocinas de us autos a menos que fuese necesariamente obligado para evitar un accidente, podría dar la mano en este proyecto, simplemente ofreciendo las informaciones sobre la experiencia citada. O tal vez se anima y nos manda una o un experto para que nos diseñe la campaña como un gesto de cooperación. Así no habría que pagar a ningún creativo.
Entretanto, la gente de la radio y la televisión, como usufructúan en beneficio privado un bien público, propiedad pública, como son las ondas hertzianas, podrían emprender acciones contra el ruido. Así, devolverían a la sociedad, una pequeñísima parte de lo que han obtenido gracias a tal usufructo. Para ello, las televisoras deben comenzar haciendo bajar el tono de voz a sus comediantes y sacando de sus contenidos "humorísticos" las escenas de pleitos familiares en los que el griterío está al pecho. Lo mismo harían con las discordias altisonantes entre amigos y enemigos.
El interés nacional así lo reclama, porque -es verdad de acero-, los ruidos que laceran el sistema nervioso tienen muchísimo que ver con las abundantes expresiones de violencia que se dan en nuestras casas y en nuestras calles.Tal vez -no sé-, lo que he planteado no sea de interés nacional alguno, pero sí es de muchísimo interés personal. Porque los ruidos y la "música" en boga me resultan insufribles. Es que mi cerebro es lento y necesita silencio para su sanidad. Y para concluir, un comercial: ojalá que las emisoras de este país sean como Viva FM, pero no tan lejos en el tiempo como en el año 2500. Es demasiado esperar.
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