(Nota de la editora: Artículo tomado de la edición de este domingo de Periodista Digital.)
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(PD)-. Dentro de la jerga entre los jóvenes de Argentina existe una frase con una rima casi perfecta en español: “Tengo una remera (camiseta) del Che, y no sé por qué”. Bolivia ya inició la conmemoración de los 40 años de la muerte del revolucionario marxista de origen argentino.
En un completo artículo sobre esta efeméride, el diario peruano El Comercio cuenta que los actos oficiales, caravanas, debates y caminatas turísticas a La Higuera -la aldea donde fue ametrallado, el 9 de octubre de 1967-, se sumarán a un pequeño campeonato de fútbol y una ceremonia religiosa en la que se anunciará su “resurrección”.
La socióloga y periodista colombiana Adriana Mariño cita, en el diario latinoamericano El Comercio, la relfexión de uno de sus habitantes en la edición número 68 de la revista Gatopardo.
Muchos dicen que es san Che Guevara.
Che el producto
Uno de los aspectos que más llaman la atención es el empleo de su efigie para reivindicaciones sociales. Convertir al hombre en un icono genera división de opiniones.
Alberto Granado, el amigo de la juventud de Guevara, dice que la presencia del Che en camisetas, para los jóvenes es una forma para molestar a sus padres, que no han hecho nada por construir un mundo mejor”, declaró en un reciente documental.
El escritor Humberto Fontova, que este año lanzó el libro ‘Mostrando al Che Guevara real y los idiotas útiles que lo idolatran´, también documenta otras polémicas citas del Che, como su afirmación de que los negros son “ociosos e indolentes”. A pesar de todo esto, siguen proliferando las marcas y artículos que utilizan su figura.
Sospechoso de terrorismo
En medio de los cientos de homenajes, existen varios autores que cuestionan seriamente el culto a su icono, argumentando que existe una inconsistencia entre las acciones y la forma de ser de Ernesto Guevara y lo que proclaman quienes tienen su imagen como estandarte.
Para citar un ejemplo, la página de Internet de la Universidad Internacional de Florida publica un análisis del activista cubano John Suárez, ‘El dudoso legado del Che Guevara’.
Ahí critica el hecho de que la actriz estadounidense Angelina Jolie llevase un tatuaje con la imagen del guerrillero mientras hablaba contra la violencia en el mundo, en su función de Embajadora de Buena Voluntad de la ONU.
Seguramente la estrella de Hollywood, afirma Suárez, ignora que, según varios datos del FBI, Guevara estuvo detrás de dos atentados fallidos en Nueva York, en 1962 y 1964. Esto sin contar lo que Vargas Llosa cita como un resumen de su “idea homicida de la justicia”, revelada por él mismo durante su ‘Mensaje a la Tricontinental’ en 1967:
El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.
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domingo, 7 de octubre de 2007
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