Nota de la editora: El texto que aparece abajo fue copiado del sitio Aristotelizar. Ciertamente, la lucha, el combate, contra las drogas fracasó.
CABA - Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Opinión.
« Un pacto político que asegure gobernabilidad
La guerra contra las drogas fracasó. Es hora de quebrar el tabú y abrir un debate sobre estrategias más humanas y eficientes para lidiar con el problema. Este es el mensaje central de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia que presidí junto con César Gaviria y Ernesto Zedillo.La Conferencia Latinoamericana sobre Drogas, convocada en buena hora por Intercambios Asociación Civil, a realizarse en Buenos Aires el jueves y el viernes, es una gran oportunidad para ampliar este debate.
El narcotráfico es una de las principales causas del espiral de la violencia que afecta a nuestras sociedades, con un fuerte impacto sobre los jóvenes. En países como Colombia y México y ciudades como Río de Janeiro, el tráfico está en la raíz de fenómenos que amenazan la democracia, como la corrupción de las instituciones, el control de los territorios por el crimen organizado y el tráfico de armas.
El tráfico genera la violencia, sin embargo es la ilegalidad del mercado de las drogas el que genera el poder del tráfico. En Portugal, España, Suiza y Holanda, países en que el Estado tiene mayor control sobre el comercio de la droga, los niveles de violencia criminal son mucho más bajos.
Nuestro punto de partida fue constatar el fracaso de las políticas de “guerra contra las drogas” adoptadas en las últimas décadas. No hay mejor demostración de este fracaso que la experiencia colombiana. Todo lo que se podía haber hecho fue hecho y los resultados fueron ínfimos: los niveles de producción y exportación de drogas no lograron reducirse. Peor, las consecuencias sociales y humanas de represión fueron desastrosas, generando un doble fenómeno de criminalización de la política y politización del crimen.
Quebrar el tabú es el primer paso para la búsqueda de políticas más humanas y eficientes. Hay que reconocer que la meta subyacente en la visión de “un mundo sin drogas” es irrealizable. Mientras exista demanda, habrá oferta. La meta viable y necesaria es reducir los daños que las drogas causan a las personas y a las sociedades.
Publicado en: Clarín
lunes, 3 de agosto de 2009
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