viernes, 17 de julio de 2009

Un consejo al Presidente

Nota de la editora: El artículo-carta copiado abajo es del periodista Marino Zapete. Lo publico no sólo por ánimo de difundirlo, sino porque estoy de acuerdo con su contenido.

Por Marino Zapete.

Un consejo al Presidente
No fue casual que usted, en una muestra de sinceridad poco política, dejara escapar en público su firme convicción de que en este país, usted no tiene con quien debatir, porque sus críticos no saben conceptualizar.

Querido profesor:

Durante los años en que usted ha gobernado a nuestro país ha demostrado que no tiene vocación para escuchar y valorar a nadie que le critique. Mucho menos cuando las críticas o sugerencias no provienen de personas que usted considere “prominentes”.No se parece usted a su maestro, partiendo de que todavía considere como tal al profesor Juan Bosch. Con él aprendí una gran lección en la primera entrevista que le hice ejerciendo el oficio de periodista.En esa entrevista, que considero histórica en mi carrera, traté de interrumpirlo mientras me explicaba la importancia de diversificar la industria azucarera dominicana, y me llamó la atención de la siguiente manera: me dijo: oiga lo que le voy a decir, y preste mucha atención, porque usted está comenzando a ejercer el periodismo.
Y ahí vino la pregunta: ¿Sabe usted por qué las personas tenemos dos oídos y una sola boca? Y sin llegar a responderle, me dijo: para oír más y hablar menos. Y esto es así, añadió, porque por más que usted sepa, todos los demás juntos deben saber más que usted, y si usted no escucha a los demás, entonces se quedará con el poquito que usted conoce, y no tendrá la oportunidad de aprender lo que saben los demás.
Usted, mi querido profesor, siempre tiene los oídos sellados frente a sus críticos, incluso cuando acepta reunirse con alguien al que supuestamente va a escuchar.
No fue casual que usted, en una muestra de sinceridad poco política, dejara escapar en público su firme convicción de que en este país, usted no tiene con quien debatir, porque sus críticos no saben conceptualizar.
A pesar del origen humilde de su vida, usted no le confiere ninguna calidad a las ideas de personas que no tienen un apellido o un título rimbombante, como si se tratara de una negación de su propia historia.De todas maneras, quien suscribe, siente el deber ciudadano de advertirle que su trayectoria como gobernante no va por el mejor camino, que está cometiendo errores que mancharán su historia.
En esta ocasión, sólo me referiré a dos temas sobre los cuales le invito a reflexionar. Uno de ellos es la forma en que su figura aparece apadrinando a los actores más corruptos del quehacer político dominicano. El otro es como su persona se va asociando a la idea de un gobierno criminal, asesino de personas humildes.
Antes de descalificar mis reflexiones, haga marcha atrás y revise cómo ha cobijado bajo su sombrilla a una serie de personajes marcados por el crimen y la corrupción con los cuales su maestro jamás se habría juntado por ninguna razón.
En lo que se refiere a la mancha de sangre que comienza a empañar su imagen como gobernante, le recomiendo pedir un simple informe de las decenas de personas humildes, sin antecedentes criminales, que han sido asesinadas sin piedad, y que en un primer momento la Policía ha intentado justificar con el lamentable argumento del intercambio de disparos, y luego se ha comprobado que se trataba de horribles ejecuciones.
Recuerde que la sangre inocente derramada por las víctimas no es responsabilidad exclusiva de la Policía. En esa deuda de sangre se le incluye, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional , como jefe del Ministerio Público y como guardián de los derechos de todos los dominicanos y ciudadanas, especialmente del derecho a la vida.
Bájese un momento del “rascacielos” donde se ha mudado junto a sus compañeros de partido y de gestión de gobierno, para que pueda palpar lo que se vive aquí abajo, y para que un día no vaya a despertar sobre un volcán en erupción.
Como he le he dicho en los párrafos anteriores, estoy convencido de que usted no tiene vocación para escuchar a la gente de a pie. De manera que no abrigo la esperanza de que tome en cuenta esta carta. Sin embargo, el hecho de que usted no escuche, no es justificación para que no le diga lo que pienso.
Finalizo esta misiva con una cita de quien fuera su maestro, el profesor Juan Bosch, durante la campaña política del año 1982. Aquí está: "Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral".
Con todo respeto, le saluda su ex alumno. Marino Zapete.

La mafia médica

Nota de la editora: Artículo copiado del sitio de LUIS E. AGUILERA . Narrativa, Poesía, Noticias, Programas culturales, TV, Música, -Galería Fotográfica.

sábado 28 de marzo de 2009

Por Laura Jimeno Muñoz

Web :http://www.concienciaplanetaria.es/


Es el título del libro que le costó a la doctora Ghislaine Lanctot su expulsión del colegio de médicos y la retirada de su licencia para ejercer medicina. Se trata probablemente de la denuncia publicada más completa, integral, explícita y clara del papel que juega a nivel mundial el complejo formado por el Sistema Sanitario y la industria farmacéutica.El libro expone, por una parte, la errónea concepción de la salud y la enfermedad que tiene la sociedad occidental moderna, fomentada por esta mafia médica que ha monopolizado la salud pública creando el más lucrativo de los negocios. Además de tratar sobre la verdadera naturaleza de las enfermedades, explica cómo las grandes empresas farmacéuticas controlan no sólo la investigación sino también la docencia médica, y cómo se ha creado un Sistema Sanitario basado en la enfermedad en lugar de en la salud, que cronifica enfermedades y mantiene a los ciudadanos ignorantes y dependientes de él. El libro es pura artillería pesada contra todos los miedos y mentiras que destrozan nuestra salud y nuestra capacidad de autorregulación natural, volviéndonos manipulables y completamente dependientes del sistema. A continuación, una estupenda entrevista a la autora que realizó Laura Jimeno Muñoz para Discovery
Salud:
MEDICINA SIGNIFICA NEGOCIO
La autora de La mafia médica acabó sus estudios de Medicina en 1967, una época en la que -como ella misma confiesa- estaba convencida de que la Medicina era extraordinaria y de que antes del final del siglo XX se tendría lo necesario para curar cualquier enfermedad. Sólo que esa primera ilusión fue apagándose hasta extinguirse.-¿Por qué esa decepción?Porque empecé a ver muchas cosas que me hicieron reflexionar. Por ejemplo, que no todas las personas respondían a los maravillosos tratamientos de la medicina oficial. Además, en aquella época entré en contacto con varios ’terapeutas suaves’ -es decir, practicantes de terapias no agresivas (en francés Médecine Douce) - que no tuvieron reparo alguno en abrirme sus consultas y dejarme ver lo que hacían. Y llegué pronto a la conclusión de que las medicinas no agresivas son más eficaces, más baratas y, encima, tienen menores efectos secundarios.
-Y supongo que empezó a preguntarse por qué en la Facultad nadie le había hablado de esas terapias alternativas no agresivas
Así es. Luego mi mente fue más allá y empecé a cuestionarme cómo era posible que se tratara de charlatanes a personas a las que yo misma había visto curar y por qué se las perseguía como si fueran brujos o delincuentes. Por otra parte, como médico había participado en muchos congresos internacionales -en algunos como ponente- y me di cuenta de que todas las presentaciones y ponencias que aparecen en tales eventos están controladas y requieren obligatoriamente ser primero aceptadas por el ’comité científico’ organizador del congreso. ¿Y quién designa a ese comité científico? Pues generalmente quien financia el evento: la industria farmacéutica. ¡Sí, hoy son las multinacionales las que deciden hasta qué se enseña a los futuros médicos en las facultades y qué se publica y expone en los congresos de medicina! El control es absoluto.-Y eso fue clarificador para usted…Y tanto. Darme cuenta del control y de la manipulación a la que están sometidos los médicos -y los futuros médicos, es decir, los estudiantes- me hizo entender claramente que la Medicina es, ante todo, un negocio. La Medicina está hoy controlada por los seguros -públicos o privados, da igual- porque en cuanto alguien tiene un seguro pierde el control sobre el tipo de medicina al que accede. Ya no puede elegir. Es más, los seguros determinan incluso el precio de cada tratamiento y las terapias que se van a practicar. Y es que si miramos detrás de las compañías de seguros o de la seguridad social... encontramos lo mismo.-El poder económicoExacto, es el dinero quien controla totalmente la Medicina. Y lo único que de verdad interesa a quienes manejan este negocio es ganar dinero. ¿Y cómo ganar más? Pues haciendo que la gente esté enferma.... porque las personas sanas no generan ingresos. La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos, es decir, para tratar sólo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación... pero nunca fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable, no interesa. La medicina actual está concebida para que la gente permanezca enferma el mayor tiempo posible y compre fármacos; si es posible, toda la vida.
UN SISTEMA DE ENFERMEDAD-
Infiero que ésa es la razón de que en su libro se refiera al sistema sanitario como ’sistema de enfermedad’Efectivamente. El llamado sistema sanitario es en realidad un sistema de enfermedad. Se practica una medicina de la enfermedad y no de la salud. Una medicina que sólo reconoce la existencia del cuerpo físico y no tiene en cuenta ni el espíritu, ni la mente, ni las emociones. Y que además trata sólo el síntoma y no la causa del problema. Se trata de un sistema que mantiene al paciente en la ignorancia y la dependencia, y al que se estimula para que consuma fármacos de todo tipo.-Se supone que el sistema sanitario está al servicio de las personasEstá al servicio de quien le saca provecho: la industria farmacéutica. De manera oficial -puramente ilusoria- el sistema está al servicio del paciente pero, oficiosamente, en la realidad, el sistema está a las órdenes de la industria que es la que mueve los hilos y mantiene el sistema de enfermedad en su propio beneficio. Se trata, en suma, de una auténtica mafia médica, de un sistema que crea enfermedades y mata por dinero y por poder.-¿Y qué papel juega el médico en esa mafia?El médico es -muchas veces de forma inconsciente, es verdad- la correa de transmisión de la gran industria. Durante los 5 a 10 años que pasa en la Facultad de Medicina el sistema se encarga de inculcarle unos determinados conocimientos y de cerrarle los ojos a otras posibilidades. Posteriormente, en los hospitales y congresos médicos, se les refuerza en la idea de que la función del médico es curar y salvar vidas, de que la enfermedad y la muerte son fracasos que debe evitar a toda costa y de que la enseñanza recibida es la única válida. Además se les enseña que el médico no debe implicarse emocionalmente y que es un ’dios’ de la salud. De ahí que incluso exista caza de brujas entre los propios profesionales de la medicina. La medicina oficial, la ’científica’, no puede permitir que existan otras formas de curar que no sean serviles al sistema.
-El sistema, en efecto, pretende hacer creer que la única medicina válida es la llamada ’medicina científica’, la que usted aprendió y de la que ha renegado.
Precisamente en el mismo número en que va a aparecer su entrevista publicamos un artículo al respectoLa medicina científica está enormemente limitada porque se basa en la física materialista de Newton: tal efecto obedece a tal causa. Y, por ende, tal síntoma precede a tal enfermedad y requiere tal tratamiento. Se trata de una medicina que además sólo reconoce lo que se ve, se toca o se mide y niega toda conexión entre las emociones, el pensamiento, la conciencia y el estado de salud del físico. Y cuando se la importuna con algún problema de ese tipo le cuelga la etiqueta de ’enfermedad psicosomática’ al paciente y le envía a casa tras recetarle pastillas para los nervios.-Es decir, que a su juicio, la medicina convencional sólo se ocupa de hacer desaparecer los síntomas.Salvo en lo que a cirugía se refiere, los antibióticos y algunas pocas cosas más, como los modernos medios de diagnóstico, sí.. Da la impresión de curar pero no cura. Simplemente elimina la manifestación del problema en el cuerpo físico pero éste, tarde o temprano, resurge.-A su juicio, pues, dan mejor resultado las llamadas medicinas suaves o no agresivasSon una mejor opción porque tratan al paciente de forma holística y le ayudan a sanar... pero tampoco curan. Mire, cualquiera de las llamadas medicinas alternativas constituyen una buena ayuda pero son sólo eso: complementos. Porque el verdadero médico es uno mismo. Y cuando uno es consciente de su soberanía sobre la salud deja de necesitar terapeutas. El enfermo es el único que puede curarse. Nadie puede hacerlo en su lugar. La autosanación es la única medicina que cura. La cuestión es que el sistema trabaja para que olvidemos nuestra condición de seres soberanos y nos convirtamos en seres sumisos y dependientes. En nuestras manos está, pues, romper esa esclavitud.
-Y, en su opinión, ¿por qué las autoridades políticas, médicas, mediáticas y económicas lo permiten? ¿Por qué los gobiernos no acaban con este sistema de enfermedad, costosísimo por otra parte?
A ese respecto tengo tres hipótesis. La primera es que quizás no saben que todo esto está pasando... pero es difícil de aceptar porque la información está a su alcance desde hace muchos años y en los últimos veinte años son ya varias las publicaciones que han denunciado la corrupción del sistema y la conspiración existente. La segunda hipótesis es que no pueden acabar con ello... pero también resulta difícil de creer porque los gobiernos tienen el suficiente poder.-Y la tercera, supongo, es que no quieren acabar con el sistemaPues lo cierto es que, eliminadas las otras dos hipótesis, ésa parece la más plausible. Y si un Gobierno se niega a acabar con un sistema que arruina y mata a sus ciudadanos es porque forma parte de él, porque forma parte de la mafia.
LA MAFIA MÉDICA-
¿Quiénes integran, a su juicio, la ’mafia médica’?
A diferentes escalas y con distintas implicaciones, por supuesto, la industria farmacéutica, las autoridades políticas, los grandes laboratorios, los hospitales, las compañías aseguradoras, las Agencias del Medicamento, los colegios de médicos, los propios médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) -el Ministerio de Sanidad de la ONU- y, por supuesto, el gobierno mundial en la sombra del dinero.-Tenemos entendido que para usted la Organización Mundial de la Salud es ’la mafia de las mafias.

Así es. Esa organización está completamente controlada por el dinero. La OMS es la organización que establece, en nombre de la salud, la ’política de enfermedad’ en todos los países. Todo el mundo tiene que obedecer ciegamente las directrices de la OMS. No hay escapatoria. De hecho, desde 1977, con la Declaración de Alma Ata, nadie puede escapar de su control.
-¿En qué consiste esa declaración?
Se trata de una declaración que da a la OMS los medios para establecer los criterios y normas internacionales de práctica médica. Se desposeyó así a los países de su soberanía en materia de salud para transferirla a un gobierno mundial no elegido cuyo ’ministerio de salud’ es la OMS. Desde entonces ’derecho a la salud’ significa ’derecho a la medicación’. Así es como se han impuesto las vacunas y los medicamentos a toda la población del globo.-Una labor que no se cuestiona. Claro, porque, ¿quién va a osar dudar de las buenas intenciones de la Organización Mundial de la Salud? Sin embargo, hay que preguntarse quién controla a su vez esa organización a través de la ONU: el poder económico.-¿Cree que ni siquiera las organizaciones humanitarias escapan a ese control?

Por supuesto que no. Las organizaciones humanitarias también dependen de la ONU, es decir, del dinero de las subvenciones. Y, por tanto, sus actividades están igualmente controladas. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras creen que sirven altruistamente a la gente pero en realidad sirven al dinero.

-Una mafia sumamente poderosa. Omnipotente, diría yo. Ha eliminado toda competencia. Hoy día a los investigadores se les ’orienta’. Los disidentes son encarcelados, maniatados y reducidos al silencio. A los médicos ’alternativos’ se les tilda de locos, se les retira la licencia o se les encarcela también. Los productos alternativos rentables han caído igualmente en manos de las multinacionales gracias a las normativas de la OMS y a las patentes de la Organización Mundial del Comercio. Las autoridades y sus medios de comunicación social se ocupan de alimentar entre la población el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. De hecho, la obsesión por vivir más o, simplemente, por sobrevivir ha hecho prosperar incluso el tráfico internacional de órganos, sangre y embriones humanos. Y en muchas clínicas de fertilización en realidad se ’fabrican’ multitud de embriones que luego se almacenan para ser utilizados en cosmética, en tratamientos rejuvenecedores, etc. Eso sin contar con que se irradian los alimentos, se modifican los genes, el agua está contaminada, el aire envenenado... Es más, los niños reciben absurdamente hasta 35 vacunas antes de ir a la escuela. Y así, cada miembro de la familia tiene ya su pastillita: el padre, la Viagra; la madre, el Prozac; el niño, el Ritalin. Y todo esto, ¿para qué? Porque el resultado es conocido: los costes sanitarios suben y suben pero la gente sigue enfermando y muriendo igual.
LAS AUTORIDADES MIENTEN
Lo que usted explica del sistema sanitario imperante es una realidad que cada vez más gente empieza a conocer pero nos han sorprendido algunas de sus afirmaciones respecto a lo que define como ’las tres grandes mentiras de las autoridades políticas y sanitarias’
Pues lo reitero: las autoridades mienten cuando dicen que las vacunas nos protegen, mienten cuando dicen que el sida es contagioso y mienten cuando dicen que el cáncer es un misterio.-Bien, hablemos de ello aunque ya le adelanto que en la revista no compartimos algunos de sus puntos de vista. Si le parece, podemos empezar hablando de las vacunas. A nuestro juicio, afirmar que ninguna vacuna es útil no se sostiene. Otra cosa, que sí compartimos, es que algunas son ineficaces y otras inútiles; a veces, hasta peligrosasPues yo mantengo todas mis afirmaciones. La única inmunidad auténtica es la natural y ésa la desarrolla el 90% de la población antes de los 15 años. Es más, las vacunas artificiales cortocircuitan por completo el desarrollo de las primeras defensas del organismo. Y que las vacunas tienen riesgos es algo muy evidente; a pesar de lo cual se oculta. Por ejemplo, una vacuna puede provocar la misma enfermedad para la que se pone.
¿Por qué no se advierte? También se oculta que la persona vacunada puede transmitir la enfermedad aunque no esté enferma. Asimismo, no se dice que la vacuna puede sensibilizar a la persona frente a la enfermedad. Aunque lo más grave es que se oculte la inutilidad constatada de ciertas vacunas.

-¿A cuáles se refiere?A las de enfermedades como la tuberculosis y el tétanos, vacunas que no confieren ninguna inmunidad; la rubéola, de la que el 90% de las mujeres están protegidas de modo natural; la difteria, que durante las mayores epidemias sólo alcanzaba al 7% de los niños a pesar de lo cual hoy se vacuna a todos; la gripe y la hepatitis B, cuyos virus se hacen rápidamente resistentes a los anticuerpos de las vacunas.-¿Y hasta qué punto pueden ser también peligrosas?
Las innumerables complicaciones que causan las vacunas -desde trastornos menores hasta la muerte- están suficientemente documentadas; por ejemplo, la muerte súbita del lactante. Por eso hay ya numerosas protestas de especialistas en la materia y son miles las demandas judiciales que se han interpuesto contra los fabricantes. Por otra parte, cuando se examinan las consecuencias de los programas de vacunaciones masivas se extraen conclusiones esclarecedoras.-Le agradecería que mencionara algunasMire, en primer lugar las vacunas son caras y le suponen a los estados un gasto de miles de millones de euros al año. Por tanto, el único beneficio evidente y seguro de las vacunas... es el que obtiene la industria. Además, la vacunación estimula el sistema inmune pero, repetida la vacunación, el sistema se agota. Por tanto, la vacuna repetida puede hacer, por ejemplo, estallar el ’sida silencioso’ y garantizar un ’mercado de la enfermedad’ perpetuamente floreciente. Más datos: la vacunación incita a la dependencia médica y refuerza la creencia de que nuestro sistema inmune es ineficaz. Aunque lo más horrible es que la vacunación facilita los genocidios selectivos pues permite liquidar a personas de cierta raza, de cierto grupo, de cierta región... Sirve como experimentación para probar nuevos productos sobre un amplio muestrario de la población y es un arma biológica potentísima al servicio de la guerra biológica porque permite intervenir en el patrimonio genético hereditario de quien se quiera.-Bueno, es evidente que hay muchas cosas de las que se puede hacer un buen o mal uso pero eso depende de la voluntad e intención de quien las utiliza. Bien, hablemos si le parece de la segunda ’gran mentira’ de las autoridades: usted afirma que el Sida no es contagioso. Y perdone, pero así como el resto de sus afirmaciones en este ámbito nos han parecido razonadas y razonables, no hemos visto que argumente esa afirmaciónYo afirmo que la teoría de que el único causante del sida es el VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida es falsa. Ésa es la gran mentira. La verdad es que tener el VIH no implica necesariamente desarrollar sida. Porque el sida no es sino una etiqueta que se ’coloca’ a un estado de salud al que dan lugar numerosas patologías cuando el sistema inmune está bajo. Y niego que tener sida equivalga a muerte segura. Pero, claro, esa verdad no interesa. Las autoridades nos imponen a la fuerza la idea de que el Sida es una enfermedad causada por un solo virus a pesar de que el propio Luc Montagnier, del Instituto Pasteur, co-descubridor oficial del VIH en 1983, reconoció ya en 1990 que el VIH no es suficiente por sí solo para causar el sida. Otra evidencia es el hecho de que hay numerosos casos de sida sin virus VIH y numerosos casos de virus VIH sin sida (seropositivos). Por otro lado, aún no se ha conseguido demostrar que el virus VIH cause elsida, lo cual es una regla científica elemental para establecer una relación causa-efecto entre dos factores. Lo que sí se sabe, sin embargo, es que el VIH es un retrovirus inofensivo que sólo se activa cuando el sistema inmune está debilitado.-Por cierto, usted afirma en su libro que el VIH fue creado artificialmente en un laboratorioSí. Investigaciones de eminentes médicos indican que el VIH fue creado mientras se hacían ensayos de vacunación contra la hepatitis B en grupos de homosexuales. Y todo indica que el continente africano fue contaminado del mismo modo durante campañas de vacunación contra la viruela. Claro que otros investigadores van más lejos aún y afirman que el virus del sida fue cultivado como arma biológica y después deliberadamente propagado mediante la vacunación de grupos de población que se querían exterminar.
-También observamos que ataca duramente la utilización del AZT para tratar el sidaYa en el Congreso sobre SIDA celebrado en Copenhague en mayo de 1992 los ’supervivientes del sida’ afirmaron que la solución entonces propuesta por la medicina científica para combatir el VIH, el AZT, era absolutamente ineficaz.
Hoy eso está fuera de toda duda. Pues bien, yo afirmo que se puede sobrevivir al sida... pero no al AZT. Este medicamento es más mortal que el sida. El simple sentido común permite entender que no es con fármacos inmunodepresores como se refuerza el sistema inmunitario. Mire, el sida se ha convertido en otro gran negocio. Por tanto, se promociona ampliamente combatirlo porque ello da mucho dinero a la industria farmacéutica. Es así de simple.-Hablemos de la ’tercera gran mentira’ de las autoridades: la de que el cáncer es un misterioEl llamado cáncer, es decir, la masiva proliferación anómala de células, es algo tan habitual que todos lo padecemos varias veces a lo largo de nuestra vida. Sólo que cuando eso sucede el sistema inmunitario actúa y destruye las células cancerígenas. El problema surge cuando nuestro sistema inmunitario está débil y no puede eliminarlas. Entonces el conjunto de células cancerosas acaba creciendo y formando un tumor.-Y es en ese momento cuando se entra en el engranaje del ’sistema de enfermedad’Así es. Porque cuando se descubre un tumor se le ofrece de inmediato al paciente, con el pretexto de ayudarle, que elija entre estas tres posibilidades o ’formas de tortura’: amputarle (cirugía), quemarle (radioterapia) o envenenarle (quimioterapia). Ocultándosele que hay remedios alternativos eficaces, inocuos y baratos. Y después de cuatro décadas de ’lucha intensiva’ contra el cáncer, ¿cuál es la situación en los propios países industrializados? Que la tasa de mortalidad por cáncer ha aumentado. Ese simple hecho pone en evidencia el fracaso de su prevención y de su tratamiento. Se han despilfarrado miles de millones de euros y tanto el número de enfermos como de muertos sigue creciendo. Hoy sabemos a quién beneficia esta situación. Como sabemos quién la ha creado y quién la sostiene. En el caso de la guerra todos sabemos que ésta beneficia sobre todo a los fabricantes y traficantes de armas. Bueno, pues en medicina quienes sebenefician son los fabricantes y traficantes del ’armamento contra el cáncer’; es decir, quienes están detrás de la quimioterapia, la radioterapia, la cirugía y toda la industria hospitalaria.
LA MAFIA, UNA NECESIDAD EVOLUTIVA-
Sin embargo, a pesar de todo, usted mantiene que la mafia médica es una necesidad evolutiva de la humanidad. ¿Qué quiere decir con esa afirmación?
Verá, piense en un pez cómodamente instalado en su pecera. Mientras tiene agua y comida, todo está bien pero si le empieza a faltar el alimento y el nivel del agua desciende peligrosamente el pez decidirá saltar fuera de la pecera buscando una forma de salvarse. Bueno, pues yo entiendo que la mafia médica nos puede empujar a dar ese salto individualmente. Eso sí, habrá mucha gente que preferirá morir a saltar.-Pero para dar ese salto es preciso un nivel de conciencia determinadoSí. Y yo creo que se está elevando mucho y muy rápidamente. La información que antes se ocultaba ahora es pública: que la medicina mata personas, que los medicamentos nos envenenan, etc. Además, el médico alemán Ryke Geerd Hamer ha demostrado que todas las enfermedades son psicosomáticas y las medicinas no agresivas ganan popularidad. La mafia médica se desplomará como un castillo de naipes cuando un 5% de la población pierda su confianza en ella. Basta que ese porcentaje de la población mundial sea consciente y conectado con su propia divinidad. Entonces decidirá escapar de la esclavitud a la que le tiene sometida la mafia y el sistema actual se derrumbará. Tan sencillo como eso.-¿Y en qué punto cree que estamos?

Pues no sabría cuantificarlo pero pienso que probablemente en menos de 5 años todo el mundo se dará cuenta ya de que cuando va al médico va a un especialista de la enfermedad y no a un especialista de la salud. Dejar a un lado la llamada ’medicina científica’ y la seguridad que propone para ir a un terapeuta es ya un paso importante. También lo es perder el respeto y la obediencia ciega al médico. El gran paso es decir no a la autoridad exterior y decir sí a nuestra autoridad interior.
-¿Y qué es lo que nos impide romper con la autoridad exterior?
El miedo. Tenemos miedo a no acudir al médico. Pero es el miedo, por sí mismo, quien nos puede enfermar y matar. Nos morimos de miedo. Se nos olvida que la naturaleza humana es divina, es decir, concebida para comportarnos como dioses. ¿Y desde cuándo los dioses tienen miedo? Cada vez que nos comportamos de manera diferente a la de un dios nos ponemos enfermos. Esa es la realidad.-¿Y qué cree que pueden hacer los medios de comunicación para contribuir a la elevación de la conciencia en esta materia?Informar sin intentar convencer. Decir lo que sabéis y dejar a la gente hacer lo que quiera con la información. Porque intentar convencerles sería imponer otra verdad y de nuevo estaríamos en otra guerra. Se necesita sólo dar referencias. Basta decir las cosas. Luego, la gente las escuchará si resuenan en ellos. Y si su miedo es mayor que su amor por sí mismos dirán: ’Eso es imposible’. En cambio, si tienen abierto el corazón, escucharán y se cuestionarán sus convicciones. Es entonces, en ese momento, cuando quieran más, cuando se les puede dar más información.
Publicado por Luis E. Aguilera en 1:03

Jesuita Pedro Claver: "esclavo de los negros para siempre"

Nota de la editora: Texto copiado de wikipedia... ¿Aparecerán otros como Pedro Claver Corberó conocido como San Pedro Claver, (Verdú, Cataluña; 1580Cartagena de Indias; 9 de septiembre de 1654), fue un misionero y sacerdote jesuita español, conocido sobre todo por su entrega a aliviar el sufrimiento de los esclavos del puerto negrero de Cartagena de Indias. Es el patrono de los esclavos.Cuando, en el proceso de canonización, llega el momento de convocar testigos, muchos son los que se presentan a declarar espontáneamente. La vida de Pedro Claver ha transcurrido a la luz del día, ha sido patente a cuantos le han conocido. Ha realizado su santidad ante las gentes y entre las más diversas...
Tímido y sencillo, catalán corto en palabras y largo en hechos, Pedro Claver Corberó, conocido como “el esclavo de los esclavos”, es una de las figuras del santoral más apasionantes y arriesgadas del siglo XVII, cuya vida se desarrolló en el colorido contexto de aventuras, pasiones e injusticias del puerto negrero de Cartagena de Indias. Su entrega abnegada a los negros bozales, de los que los teólogos discutían incluso si poseían alma, es un antecedente admirable de la praxis de liberación cristiana, de la defensa de los derechos humanos y el compromiso preferencial de la Iglesia por los pobres y marginados. La “villa de los cántaros negros”, como se calificaba a Verdú (Lérida), en el valle de Urgel, le vio nacer el 8 de septiembre 1580, de un matrimonio de sencillos labradores, Pedro Claver y Mingüella y Ana Corberó. No tenía trece años cuando perdió a su madre y poco días después a su hermano Jaime.

La estancia del Padre Pedro se llena de negros y de blancos. De todas partes acude gente que lo quiere ver, que lo quiere oír por última vez, que quiere tocar sus manos. Así dos días. Al octavo del mes, languidece el Santo irremediablemente y su alma se evade del peso de su cuerpo para ir a gozar de la bienaventuranza eterna. ¡Había cumplido setenta años! Con quince recibió la tonsura clerical en su pueblo y, apadrinado por un tío canónigo, se traslada a Barcelona para estudiar gramática en el Estudio general de la Universidad. A sus diecinueve años comienza Pedro Claver su carrera eclesiástica, animado y hasta, al parecer, incitado por sus padres, tal vez deseosos de verle ocupar un día la canonjía que en Solsona regenta un tío suyo. Sin embargo, pocos años después, y seguidos unos cursos en la Universidad de Barcelona, entra en la Compañía de Jesús. Destinado a Mallorca, encuentra allí a San Alonso Rodríguez, el bondadoso portero del colegio de Monte Sión, que, en sus charlas piadosas, va alimentando su espíritu misional, va fomentando sus ideales evangélicos, va encaminándolo hacia América... Claver se entusiasma cada día más con las perspectivas que le pone ante los ojos el humilde varón...
Ordenado sacerdote en 20 de marzo de 1616, pide una y otra vez a sus Superiores que lo dejen partir para el Nuevo Continente, que atrae sus ansias y cree él que ha de ser el campo de su apostolado. Las negativas se suceden. El insiste respetuosamente, dándonos un ejemplo de obediencia bien entendida. Y por fin, consigue el permiso. Es entonces —el día 3 de abril de 1622— cuando pronuncia y firma Claver las palabras que arriba registramos y que habrán de ser su consigna: «Esclavo de los negros para siempre». Y con esta contraseña y divisa, tan apostólica, se embarca para las tierras americanas.
Todas sus actividades se desarrollan en Colombia: dos años en Santa Fe de Bogotá, uno en Tunja y treinta y ocho en Cartagena. En aquellos tiempos, la trata de negros era uno de los espectáculos más deprimentes de la humanidad. Terminada la retórica, entra en contacto con los jesuitas del colegio de Belén para estudiar filosofía, donde sintió la vocación a la Compañía de Jesús, en la que ingresó el 7 de agosto de 1602. Tras un ferviente noviciado y pronunciar sus primeros votos, pasó a Gerona a dedicarse al estudio de las Humanidades.
Contenido[ocultar]
1 Un portero muy especial
2 La llamada de América
3 Sepultados en vida
4 Caricias de padre
5 Leprosos e inquisidores
6 En defensa de los últimos
7 Bibliografía
8 Véase también
9 Enlaces externos

Un portero muy especial

Desde los primeros momentos sintió dudas sobre su vocación al sacerdocio, pues le atraían la sencillez y los oficios humildes de los hermanos coadjutores. Esto explica la gran amistad y admiración que sintió en Mallorca, donde fue destinado a ampliar sus estudios de filosofía, con el hermano portero San Alonso Rodríguez. Nacido en Segovia e hijo de un comerciante en paños, Alonso se había hecho jesuita ya mayor, pues, tras fallecer su padre, tuvo que abandonar sus estudios en Alcalá y encargarse del negocio de familia. Contrajo matrimonio, enviudó y perdió a sus dos hijos, ocasión en la que decidió hacerse religioso. El influjo del humilde y místico hermano portero del colegio de Montesión en Pedro Claver fue decisivo, ya que el joven jesuita consiguió permiso de los superiores para conversar todas las noches un cuarto de hora con Alonso Rodríguez. Pedro aprovechó a fondo estas charlas, cuyas luces recogía en un cuaderno que le acompañó toda la vida. También recibió del santo hermano un libro de apuntes espirituales, “un tesoro grande”, como él decía, que legó al noviciado de Tunja en Colombia, entonces Nueva Granada.

La llamada de América
Comenzaba su segundo año de estudios teológicos, cuando el provincial accediendo a su deseo, le destinó el 23 de enero de 1610, a las misiones transoceánicas de Nueva Granada. Sin despedirse de su familia –el ambiente en casa había cambiado tras las segundas nupcias de su padre–, se fue a pie a Valencia y luego a Sevilla, de donde zarparía en la flota de galeones en compañía del padre Mejía y dos jóvenes sacerdotes. Después de una primera toma de contacto con la plaza fuerte de Cartagena de Indias, hervidero de negreros, piratas e inquisidores, se trasladó, en un lento viaje en champán por el río Magdalena y luego a lomos de mula, hasta Santa Fe de Bogotá, donde no estaban aún organizados los estudios de teología, lo que Pedro aprovechó para servir como hermano coadjutor.
El clima de Bogotá no le sentaba bien, ya que el sol dañaba su salud. Una vez concluidos brillantemente sus estudios, fue destinado al noviciado de Tunja, en tierra adentro, para hacer su “tercera probación”, el año que los jesuitas dedican a la espiritualidad tras su formación intelectual. Seguía dudando si hacerse sacerdote. Tanto, que le pidió al provincial que le permitiera seguir de hermano portero, oficio que ejercía en Tunja.

Sepultados en vida

Pero los superiores le destinaron a Cartagena de Indias, donde fue ordenado por el obispo dominico fray Pedro de la Vega el día de San José de 1615. Dijo su primera misa en el altar de la Virgen del Milagro de la iglesia de la Compañía. Allí conoció al sabio jesuita Alonso de Sandoval, investigador de la vida de los negros y autor del famoso libro De instauranda ethiopum salute, quien, en contra del dominante ambiente esclavista, recibía con afecto y bautizaba a los esclavos que llegaban al puerto en abundancia y en un estado calamitoso en las bodegas de los barcos negreros, procedentes de África Claver se entregó en cuerpo y alma a los negros bozales. En medio del clima caluroso e insano de Cartagena, ciudad donde ya había más de 1.500 esclavos y los mosquitos y las enfermedades devoraban a los sanos, se enfrentó con hechos heroicos a la ignominiosa trata. Pedro vio claro entonces el sentido de su sacerdocio; y el 3 de abril de 1662, al pronunciar su profesión solemne, estampó junto a su firma la que sería la gran consigna de su vida: Petrus Claver, aethiopum semper servus (“Pedro Claver, esclavo de los negros para siempre”).
El joven sacerdote siguió a la letra el método empleado por el padre Sandoval. Procuraba enterarse con antelación de la llegada de un barco negrero – hasta ofrecía una misa a quien se lo avisara– y se informaba de que nación venía para procurarse intérpretes, que buscaba por toda Cartagena. Los amos de éstos llevaban muy mal que se los pidieran y recibían a los jesuitas con insultos. Más tarde el propio colegio llegó a comprar los negros intérpretes, grandes colaboradores de Claver. Entre ellos estaban Domingo Folupo, Andrés Sacabuche, José Monzola o Ignacio Soso, que a veces eran empleados en el colegio para otros menesteres, lo que ocasionó dos cartas de protesta del padre general Vitelleschi, quien apreciaba sinceramente la labor de Pedro. Acompañado de sus intérpretes acudía Claver al puerto llevando al brazo un canasto cargado de plátanos, naranjas, limones, pan, vino, tabaco, aguardiente y sahumerios. Luego, haciendo de tripas corazón, descendía heroicamente a la sentina del navío donde por más de cuarenta o cincuenta días venían sepultados entre trescientos y cuatrocientos negros. Ante los ojos desorbitados de terror de los pobres africanos, les decía que él quería ser su padre y pretendía tratarlos bien; que no iba con intención comérselos, como creían, o maltratarlos, sino para quererles y enseñarles el camino de Jesús. Si algunos llegaba en peligro de muerte, él mismo lo envolvía en su manteo y lo llevaba a un hospital.

Caricias de padre

Existen relaciones de la época escalofriantes de estos desembarcos, incluso de mano del propio santo: “Echamos manteos fuera y fuimos a traer de otra bodega tablas y entablamos aquel lugar y trajimos en brazos los muy enfermos, rompiendo por los demás. Juntamos los enfermos en dos ruedas, la una tomó mi compañero con el intérprete, apartados de la otra que yo tomé. Entre ellos había dos muriéndose, ya fríos y sin pulso. Tomamos una teja de brasas, y puesta en medio de la rueda, junto a los que estaban muriendo, y sacando varios olores, de que llevábamos dos bolsas llenas, que se gastaron en esta ocasión, y dímosles un sahumerio, poniéndole encima de ellos nuestros manteos, que otra cosa ni la tienen encima, ni hay que perder tiempo en pedilla a sus amos, cobraron calor y nuevos espíritus vitales, el rostro muy alegre, los ojos abiertos y mirándonos”.
“De esta manera les estuvimos hablando, no con lengua, sino con manos y obras que como vienen tan persuadidos de que los traen para comerlos, hablarles de otra manera fuera sin provecho. Asentámonos después, o arrodillámonos junto a ellos, y les lavamos los rostros y vientres con vino, y alegrándolos, y acariciando mi compañero a los suyos, y yo a los míos, les comenzamos a poner delante cuantos motivos naturales hay para alegrar un enfermo”. También para la catequesis seguía el método del padre Sandoval, explicán¬doles la doctrina cristiana a través de cuadros muy vivos y la ayuda de intérpretes escalonados en medio de una atmósfera irrespirable. Cuando sentía repugnancia, besaba las llagas de los esclavos y finalmente los bautizaba, en contra de lo que hacían algunos religiosos cuando los bozales eran cazados en África, que bautizaban en masa con un simple riego.

Leprosos e inquisidores

Su afecto a los negros se extendía a su defensa frente a sus amos, como atestigua la negra Isabel Folupo. Cuando sabía que alguno flagelaba a sus esclavos, se presentaba en la casa y con súplicas o con autoridad les pedía que no los azotaran. Su confesonario estaba reservado para los negros, mientras que grandes personajes de la ciudad tenían que hacer cola detrás de ellos si querían confesarse con el jesuita. De su predilección por los enfermos daba testimonio un pobre negro que vivía en una choza junto a la muralla o una ciega que visitó fielmente en su bohío durante diez años. Durante la peste de la viruela que se cebó en Cartagena en 1633 y 1634 se multiplicó para atender a los damnificados hasta agotar a dos y tres de sus compañeros. Su manteo servía de vestido para los desnudos recién llegados, de almohada y de cama para los enfermos. Su intérprete Sacabuche contaba que hubo días que tuvo que lavar el manteo del padre Claver hasta siete veces. En vísperas de Pascua reunía a todos los negros de la ciudad para que cumplieran el precepto, los confesaba, les daba la comunión y él mismo les servía un modesto desayuno. También alguna vez con la disciplina con la que se flagelaba irrumpió en alguna danza nocturna, cuando los africanos se emborrachaban o prostituían.
Además acudía regularmente a la leprosería, hospital de San Lázaro, cuidada por los Hermanos de San Juan de Dios. Allí barría, arreglaba las camas, daba de comer a los enfermos y les llevaba pequeños frascos de licor. Conseguía mosquiteros, limosnas, medicinas y comida para aquel pobre hospital que era un conjunto de bohíos que llegó a albergar hasta setenta leprosos. Los días de fiesta les llevaba una comida más fina y una banda de música.

En defensa de los últimos
Se ocupaba también de los presos comunes o de la Inquisición y se pasaba largas horas en los calabozos escuchando sus cuitas. Por sus ruegos dos abogados se encargaban de la defensa de los presos pobres. También los consolaba en el momento de la ejecución con vino, perfume y bizcochos. Y con los protestantes, alguno de ellos ejecutado en un Auto de Fe, se comporta¬ba con igual cariño y misericordia. Llegó a convertir a varios, entre ellos un arcediano de Londres. Misionaba además pueblos de los alrededores, comiendo y durmiendo en chozas abandonadas, entre murciélagos y ratas. Le nombraron ministro (encargado de asuntos materiales) de la casa. Pero, como cogía siempre para él los oficios más duros, el superior lo hizo maestro de novicios coadjutores, a los que conducía a la leprosería escoba en mano. Todo ello respondía a un profunda vida espiritual. Austero hasta el heroísmo –dormía poco y en el suelo, apenas comía y vestía cilicios, cuando ya era un cilicio sólo el clima de Cartagena–, tenía dicho al hermano portero que no molestara en la noche a los demás padres, cuando venían a pedir sacramentos, sino que acudiesen a él. Para la oración le gustaba mirar un libro de imágenes de la vida de Nuestro Señor y se detenía sobre todo en pasajes de la Pasión que recordaba el resto del día. El negro Diego Folupo lo vio elevado del suelo como “caña y media” con los ojos fijos en un crucifijo que sostenían en las manos. Le atribuían numerosos milagros, como resurrección de muertos, clarividencia y profecía.
Aunque su fama de santidad cundía por toda la ciudad y aunque su provincial llegó a decir que trabajaba él solo por seis sujetos y no le faltaron cartas laudatorias del padre General de la Compañía, muchos le hicieron la guerra. Los informes que enviaban a Roma decían de él que era “mediocre de ingenio”, con poca experiencia, “apto sólo para predicar a indios”. También le vinieron avisos de la curia por manejar plata y tener en el aposento botijas de vino, que usaba para sus negros. O le llamaron la atención por reprender a una dama española que se pavoneaba en la iglesia de su guardainfante. Otros jesuitas no venían bien que diera preferencia a los negros sobre los blancos, temas que incluían en sus cartas acusatorias a Roma. Un día en que pretendía entrar en Uraba, región de indios paganos, tras predicar la cuaresma por los alrededores de Cartagena, cayó enfermo. La víspera había confesado hasta las diez de la mañana y cuando pretendía celebrar la misa, se sintió tan mal que se vio obligado a regresar a Cartagena. La peste había diezmado el colegio de los jesuitas, donde habían fallecido ya nueve miembros de la comunidad. Una parálisis le redujo a la impotencia y a un tremendo temblor de las manos, que, según testimonio del médico, le desaparecía al decir misa. Aún pudo hacer algunas visitas, gracias a una mula que le dejaron, que estuvo a punto de matarle. Pudo ir también a despedirse de doña Isabel de Urbina, su gran bienhechora, a quien le pidió que adelante se confesara con su sucesor, el padre Diego Ramírez Fariña. Por entonces, desde la sublevación de Portugal, era raro el arribo de barcos negreros. Pero en 1652 llegó uno lleno de negros araraes. Pedro visitó a los negros, les llevó regalos y los instruyó para el bautismo.

Bibliografía
José Fernández, Apostólica y penitente vida del V.P, Pedro Claver, de la Compañía de Jesús, Zaragoza, 1666. Nueva edición “refundida y acrecentada” por Juan María Solá, Barcelona, 1888.
Ángel Valtierra, El esclavo de los esclavos: San Pedro Claver, Bogotá, 1954.
Pedro Miguel Lamet, Un cristiano protesta, Barcelona, 1980; Nueva edición con el título de Esclavo de esclavos, Bilbao, 1996. y novela histórica titulada El esclavo blanco, Barcelona, 2002.
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