martes, 21 de julio de 2009

Patinando en el mismo fango

Nota de la editora: Texto copiado de Perspectiva Ciudadana.com . Comparto, de arriba a abajo, el análisis de Tejeda Read y aprovecho para advertir a los dueños de los puestos del poder que esta Nación anda encima de un barril de pólvora y que cuando nuestras masas se lanzan a las calles son incontenibles. Leonel, por favor -bien sabes que nuestro pueblo, a mas de presidencialista, es muy levantisco, es decir, de genio inquieto y turbulento-, concentráte en tu trabajo y echa a un lado, un poco, tu búsqueda de liderazgo regional. Como decía mi madre, la auténtica primera dama de este país, Doña Ana Beatriz,no es nada positivo ser oscuridad en la casa y claridad afuera. Asume un liderazgo auténtico, comenzando por aplicar la política de organización y disciplina nos dejó Juan Bosch, quien no necesita homenajes, sino que su ideario de aplique en esta vapuleada Nación y dediquemos los fondos utilizados para financiarlos en proyectos de cogestión en barrios y municipios. Y así buscamos trabajo a los "huacales", las botellas, de tu Administración. Que Dios-Diosa te ilumine.

Por Ramón Tejeda Read

Por más vuelta que se busque al fenómeno, la privatización de la política dominicana señala una gran pérdida para el país.

“Empresarización” le llamaba recientemente Rafael Sánchez Cárdenas al fenómeno en una Perspectiva reciente.

Y, en efecto, más que proyectos políticos tenemos hoy proyectos personales y empresariales en los que un determinado empresario devenido en “candidato” y auto-considerado político invierte enormes sumas de dinero en compras de toda naturaleza para lograr el éxito de “su proyecto”.

El fenómeno viene de lejos y se enraíza fuertemente en la historia dominicana signada por la pobreza material y la indigencia política espantosas y probablemente una de sus cúspides más notables acaban de alcanzarla Miguel Vargas Maldonado y el PRD.

¿Cuánto costó “sacar del juego” político a cuanto pre-candidato trató de adversar al MVP?

¿Cuáles fueron los acuerdos que permitieron la capitulación de los adversarios y sobre qué bases se lograron?

¿Cuánto costó saltarse la Convención y evitar la votación de las bases y doblegar a los aspirantes?

Eso no lo sabremos nunca. La lógica de semejante modus operandi incluye un alto grado de opacidad.

Lo que sí podemos asegurar es que la transparencia va cada vez más de capa caída en nuestra política y que ese camino señala una gran desgracia y una gran pérdida para todo el país.

En la “pedagogía política” del toma y daca no hay espacio sino para seguir patinando en el mismo fango.

Santo Domingo, 20 de julio de 2009

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